jueves, 7 de junio de 2007

Se puede ser mas GRANDE aun...¡NO!













Se puede ser mas GRANDE aun... ¡No!





Se puede ser mas GRANDE aun... ¡NO!








La Grandeza, a mi entender y sobre todo en los toros, no la da el torear 100 corridas, el lidiar penando mastodontes con pitones kilométricos, el ser de el gusto de un sector taurino, el poner banderillas dando brincos, volteretas y carreras. La grandeza se da en gestas heroicas como las de ayer dignas del ardor de nuestros nuestros guerreros españoles. Cruzadas heroicas dignas de la honra de todo español son las que nos hacen GRANDES. Y ayer Morante nos hizo GRANDES a los Españoles, a los Taurinos y a los que saben apreciar el arte y el sentimiento elevados a su máxima expresión.

Durante 5 toros nos dejo detalles, en el quinto nos dio un susto hasta que salio de la enfermería con gallardía, pisando seguro, con parsimonioso andar y un gesto tan poco expresivo pero que a la vez decía algo que todos comprendimos; " la voy a liar".

Y la lió. Si señor. Sin pensarlo se fue a por el de Núñez del Cubillo lanceando unas verónicas de esas que solo el sabe dar con ese pellizco y embrujo. Una detrás de otra y andando para alante; seria incapaz de decir cuantas fueron pero a cual mas bella, con mas armonía, con mas compás, con mas evocación, hasta rematar con una media en el centro de la primera plaza del mundo.

Dos quites, uno después de cada puyazo. Verónicas y Delantales tan artistas y acompasados que parecían navarras.

Y ante la sorpresa del respetable, a la "callanda" cojer los palos para clavar dos pares como Dios manda; exponiendo y dando el pecho, sin carreras ni volteretas casi circenses que tanto gustan en las plazas últimamente. El ultimo par al quiebro y por dentro. Sublime, las arena de las Ventas se llenaron de sombreros al estilo años cuarenta, parecía que me teletrasporté 70 años atrás.

La faena comenzó por bajo, doblándose con el toro la gaditana ganadería hasta casi romperse los dos. Una serie de muletazos detrás de otra con finales artísticos y remates de una gracia exquisita. Pinchazo y estoconazo. Una oreja. Pero da igual. Fue la máxima expresión del toreo y del sentimiento. Si hubiera cortado un rabo no hubiera sabido igual. El arte es así, no sabe de convencionalismos. Hasta el Rey ( y mira que no soy yo muy de Rey) no se pudo aguantar levantándose de la silla de su palco.

Gracias Jose Antonio por ser así y por hacernos sentir cosas tan GRANDES.